Despierto en un cuarto vacío, en la penumbra de la noche oliendo a rosas y a jardín salvaje. No dejo de darle vueltas a la misma hoja en blanco, no quiero renunciar a tanto sueño, a tanto poder equivocarme sin nada que perder (sin perderme). Voy como el río, nueva y salvaje, tropezando con todo, quitando todo lo que no sirve. Mis pasos son de viajera en el desierto, llena de arena, llena de tanta sed. En este jardín salvaje todas las manzanas son del Edén, todas han sido creadas para hacernos perder y de tanto perdernos ya no tenemos nada más. Son las risas, el aire, las mentiras, no soy yo cayendo de la ventana (en este sueño no soy yo), son todos los días llenos de silencio. El dolor que he guardado y la felicidad que he callado, todo, todo estallará dentro de mi, y de nuevo seré otra. No soy una flor que se guarda marchita en un libro viejo, no soy una hiena, busco la música del infierno, no soy una bandera ardiendo, busco la esencia del fuego. Miradas como piedras, momentos compart...