Mi aroma lleva su perfume, la esencia de su voz, olor a mar y a vainilla. En mi sonrisa se distingue su ternura, el calor de su respiración, tiene manos de arena. Sueño de la próxima vida.
Fue difícil recorrer su cuerpo, comenzar en la planta de sus pies, subir por su pecho. Fue fácil mojar sus labios, después su espalda. Fue un incendio llegar a su paladar, refugiarse en su cabello. Todo fue luz cuando la bestia tenía cuatro pies y tres brazos. Creció el monstruo bicéfalo, cabalgó en la tormenta, invocó los mares, hizo las estrellas. Sólo se escuchó el llanto de los muros derrumbándose. Sólo así podía comenzar la vida.