Promesa
Tú no los ves. Son el sudor de mi cuerpo, pequeñas bestias que han secuestrado mi sonrisa. En tu boca nacen planetas inexplorados, electricidad fluyendo por tu piel, pulverizando la mala hierba, pulverizandóme. Tú no ves a los cadáveres. Escucho tu risa, toco tus sueños mientras los míos se desvanecen. Tus brazos rodeandóme son una orgía. Tu inocencia me castiga. Me sumergo en tus párpados para esconder ese sacrilegio. Tu espalda temblorosa, cómo te sueño bailando en mis muslos, cómo te imagino volando con alas de buitre, cómo descubro tus mentiras, tus mentiras parecen hormigas. Amo de una sístole frágil y sin embargo no puedo descifrar el miedo encerrado en tus pupilas. Somos dos animales distintos. Tu puedes ver mis sueños, nada te lo impide. Tus piernas se mueven con ternura mientras tus dientes arden, marcandóme la piel. Yo ciega y tú mudo, estamos en profunda cercanía con la simetría del universo. Cada letra de tu nombre me da miedo. Si no estás enfurezco. No me da verguenza mi cuerpo desnudo, mi corazón vacío. Dragón nacido de un árbol, yo te quiero. ¿Escuchas este cariño metálico y aéreo?
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