Cárceles de la antigua sede del Tribunal del Santo Oficio en la Nueva España.


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Ophelia

GERTRUDE:  There’s a willow that leans over the brook, dangling its white leaves over the glassy water. Ophelia made wild wreaths out of those leaves, braiding in crowflowers, thistles, daisies, and the orchises that vulgar shepherds have an obscene name for, but which pure-minded girls call “dead men’s fingers.” Climbing into the tree to hang the wreath of weeds on the hanging branches, she and her flowers fell into the gurgling brook. Her clothes spread out wide in the water, and buoyed her up for a while as she sang bits of old hymns, acting like someone who doesn’t realize the danger she’s in, or like someone completely accustomed to danger. But it was only a matter of time before her clothes, heavy with the water they absorbed, pulled the poor thing out of her song, down into the mud at the bottom of the brook. Hamlet, Act 4, Scene 7_William Shakespeare
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Helena

Helena, el mundo está en silencio porque no existes.  Las nubes caminan sobre el campo azul y sus pasos no se escuchan. La lluvia se estrella contra las ventanas sin que su sonido sea percibido.  No existe tu llanto llenando la habitación a media noche. No existe tu risa en el bosque, junto al lago.  Nadie ha de pronunciar nunca tu nombre. Nunca voy a conocer tu olor, nunca voy a acariciarte. El océano vibra desde sus profundidades y escupe su espuma en el litoral pero su rugido ha enmudecido. Apenas fuiste un deseo, una minúscula posibilidad. Apenas fuiste todo lo que me faltó para darme cuenta de que caer al vacío era el primer paso para volar. No hay materia a la cual nombrar o sepultar, por eso dejo evidencia de ti en estas palabras. Todo hubiera sido dado, sólo por ver el mundo a través de tu mirada. No hubo hechizo o pócima para traerte a mis brazos. Incluso el viento ha venido a despeinarme en total sigilo. El mundo calla porque no estas conmigo. Alguien me escribi...
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À dix ans sur mon pupitre II_Nahui Olin

 ¿Quién te agita, oh, espíritu mío? ¿Es el amor? Es la sed feroz de comprender, de saber más hasta llenar el inmenso vacío, hasta sobrepasarlo completamente. Tú amas, tú crees amarlo todo y nada te basta. Quieres sumergirte en los pensamientos de Pascal, Voltaire, Renan, Platón y Aristóteles para saciar tu razón, para practicarla, para engrandecerla, para animarla de una vida que le es necesaria, para demostrarle que el pensamiento humano es infinito, que ella puede seguir aprendiendo, sabiendo, sintiendo, razonando, que nada le bastará, y que al final de mi carrera no habrá aprendido, sabiendo lo que habría podido aprender. Quiero vaciar en mí misma hasta los últimos jugos de las bellezas del arte de las obras humanas; sí, quiero sentir lo que todos han sentido. Después de haber aprendido hay que aprender, siempre. Me moriría de dolor si se me privara de esta vida intelectual, de toda fuente de filosofía, poesía, juicio, estudio, razonamiento; seguramente moriría disecada como una...
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